Luis Jiménez, actual presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades (ASYPS) y exdirector del Observatorio de la Sostenibilidad de España, nos explica en esta entrevista las principales barreras, tanto conceptuales como técnicas, para avanzar en la mejora del conocimiento de la economía circular por parte de los profesionales que trabajan en ámbitos relacionados con este cambio de paradigma.
¿Crees que la economía circular es un proceso suficientemente conocido entre los profesionales de la gestión de residuos? ¿Y entre la ciudadanía en general?
Entre los profesionales de la gestión de residuos la temática de la economía circular (EC) se conoce parcialmente y suele estar enfocada con la visión convencional de las políticas de corrección de impactos (externalidades) al final del proceso. El enfoque de circularidad es sistémico e implica un cambio profundo del sistema económico, primando la prevención en origen y la capacidad de recuperación de materiales (ecodiseño, materiales simples recuperables, desensamblado, durabilidad, reparabilidad, etc.), pero contemplando el metabolismo social y los flujos de materiales y energía para diseñar políticas transformadoras y cerrar al máximo los ciclos materiales. Esto implica cambios en todas las cadenas de valor, diseño, modelos de negocio y consumo generando empleo sostenible. Además, la EC aporta una solución ”parcial” a la crisis ambiental, pero dando una alternativa eficiente y competitiva al modelo económico de desarrollo lineal.
Entre los ciudadanos, en general, existe un gran desconocimiento del alcance y significado de la EC que, en el mejor de los casos, se asocia al reciclado de residuos. La falta de información sobre los productos y sobre el ecoetiquetado que aporte datos sobre el impacto y las huellas ecológicas es una de las barreras más visibles para el cambio ciudadano hacia un consumo circular. Pero también supone un fuerte obstáculo la falta de incentivos y de políticas sociales de cambio en favor de hábitos sostenibles y circulares, especialmente en el ámbito del consumo colaborativo
¿Cómo consideras que se podrían mejorar los conocimientos de los profesionales de la gestión ambiental sobre la economía circular?
Fundamentalmente, ampliando la visión de la EC con una lógica de la circularidad sostenible; es decir, la circularidad en un contexto de sostenibilidad. En esta línea, profundizar en la contribución de la circularidad a la sostenibilidad ambiental en mejora del capital natural y la reducción del consumo de recursos naturales. Visión más holística flujos recursos-residuos, ambiente sano-competitividad-empleo. Y, asimismo, a la sostenibilidad socioeconómica por los beneficios y oportunidades derivadas. Análisis de la ecoeficiencia y del desacoplamiento; fiscalidad ecológica; uso de instrumentos económicos y mecanismos de mercado; indicadores macro y de ciclo de vida.
Teniendo en cuenta las actuales opciones para formarse en economía circular ¿qué crees que falta o cómo se podría mejorar lo ya existente?
Existe poca formación, tanto formal como no formal sobre la EC. Empiezan a surgir algunas iniciativas universitarias de posgrado y algunas en el ámbito profesional. Pero, en todo caso, son claramente insuficientes ante las necesidades reales actuales y futuras, especialmente contando con las mayores y más exigentes normativas de circularidad en la UE y el desarrollo de mecanismos vinculados a la “responsabilidad ampliada del productor”.
La formación profesional especializada en EC podría ser un importante impulsor en los procesos de transición circular que debería contar con un fuerte apoyo institucional a nivel de Estado y CC AA.
¿Hacia dónde crees que irá en un futuro cercano la demanda profesional en temas de economía circular y, por tanto, la demanda formativa?
Considerando la cuestión anterior, la demanda profesional de EC se va encontrar con dificultades con una oferta restringida de los nuevos perfiles profesiones ligados a la sostenibilidad y la circularidad.
Probablemente, el déficit profesional más inmediato se puede encontrar en ámbitos de las primeras fases del ciclo, tal como en ecodiseño, ecoinnovación para productos y procesos circulares. Pero también habrá que desplegar importantes esfuerzos en las fases de tratamiento y gestión de residuos, y en las materias primas secundarias (seguridad, calidad, requisitos ambientales; comercialización). Igualmente, las deficiencias se van a encontrar en los modelos de negocio circulares, la servitización y el consumo colaborativo, así como en las fases finales del ciclo con nuevas formas condiciones de reparabilidad, durabilidad, reutilización, etc.
Finalmente, ¿cuáles son los grandes retos que tenemos para afrontar el cambio de paradigma en cuanto a los actuales modelos de gestión de los residuos?
Las capacidades de superación de las inercias y de las barreras más inmediatas para interrumpir los modelos lineales tradicionales fuertemente arraigados, especialmente para vencer los obstáculos más inmediatos de tipo estructural, operativo, cultural y actitudinal del sector empresarial más involucrado. A ello se superponen además las barreras en ámbitos político-regulatorio, financiero, tecnológico y de infraestructuras.
Por otro lado, los retos también se concentran en disponer de facilitadores relacionados con los sistemas de soporte, principalmente el desarrollo de proyectos demostrativos, además de los relacionados con aspectos económicos y financieros aprovechando los fondos europeos Next-Generation y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España.