Miguel Aguado es un conocido experto en comunicación corporativa y socio director de B Leaf, una consultoría en comunicación y sostenibilidad. Colabora en procesos de formación en entidades y universidades como Univ. Europea, Univ. De Comillas, Univ. Complutense de Madrid, Univ. Autónoma de Madrid, Univ. Ramón Llull de Barcelona, CIEMAT, IED, etc. Aguado es un comunicador experto en medio ambiente que colabora de manera regular con canales como Radio Nacional, La Sexta, Cadena SER o Telemadrid.
¿Crees que la economía circular es un proceso suficientemente conocido entre los profesionales de la gestión de residuos? ¿Y entre la ciudadanía en general?
Con toda seguridad no. Incluso consideramos que deben conocer este proceso los profesionales de la gestión de los residuos, cuando deberían conocerlo muchos otros. Hablamos de planificar y diseñar productos y servicios pensando ya en su circularidad, gestionarlos con la misma visión y, evidentemente, una gestión de residuos que permita volver a introducirlos en el sistema productivo. Porque, además del valor del residuo, también está la facilidad de su aprovechamiento. No es lo mismo varios residuos aprovechables pero compactados que productos con mono materiales. El diseño y el I+D+i son imprescindibles.
Debemos hacer el esfuerzo en hablar, tanto para los profesionales como para la ciudadanía, de lo que supone, la lógica que está detrás y las formas de lograrlo. Muchas veces se actúa con criterios de circularidad sin saberlo, un agricultor por ejemplo.
¿Cómo consideras que se podrían mejorar los conocimientos de los profesionales de la gestión ambiental sobre la economía circular?
Con dos tipos de acciones: en los planes curriculares de los que vayan saliendo al mercado y con acciones de formación y demostrativas dirigidas a los que ya ejercen. Tenemos muy buenos ejemplos ya en funcionamiento y poner en valor a estos es una forma de extender el conocimiento.
Es importante considerar que los conocimientos deben estar en muchos perfiles de profesionales, no solo los que gestionan los residuos; sino todos aquellos que en sus procesos y trabajos los pueden originar. El abanico se amplía mucho: arquitectos, ingenieros, sector sanitario, gestores públicos, logística…
Teniendo en cuenta las actuales opciones para formarse en economía circular ¿qué crees que falta o cómo se podría mejorar lo ya existente?
Quizá la parte teórica está bien resuelta en lo que veo que se ofrece, pero la demostrativa podría mejorarse. Otro de los aspectos sería poder hacerlo o adecuarlo a cada sector: construcción, automóvil, envases…
Debe ser una formación transversal en multitud de disciplinas. Pero, y esto es una de las dificultades, debe integrarse bien en el conjunto de los contenidos curriculares, no puede ser un seminario o algo similar; debe impregnar las otras asignaturas.
¿Hacia dónde crees que irá en un futuro cercano la demanda profesional en temas de economía circular y, por tanto, la demanda formativa?
Creo que es la forma de producir y gestionar no del futuro, sino del presente en continuo cambio. Por lo tanto, todos los profesionales deben conocer estos procesos y saber cómo aplicarlos. La exigencia es obvia, la necesidad imperiosa y además significa una oportunidad de mayor eficiencia y competitividad en los mercados para las empresas. En lo público ocurre lo mismo, la ciudadanía exige nuevas formas de aprovechar los procesos y una gestión austera del dinero público. Estas exigencias de modelo suponen una modificación en la formación y en la demanda de profesionales, sin duda.
Finalmente, ¿cuáles son los grandes retos que tenemos para afrontar el cambio de paradigma en cuanto a los actuales modelos de gestión de los residuos?
El principal, a mi entender, es cambiar la visión de que se gestiona lo que sobra o no tiene valor, es decir la basura. Debemos comenzar a pensar, desde el principio en el valor de estos recursos. Desaprovechar, el usar y tirar y, muy especialmente, realizar la gestión después del proceso de uso como algo marginal, deben ser conceptos desterrados de los procesos productivos, de servicios y urbanos.
Otro aspecto muy importante es la digitalización de la propia gestión de los residuos. Nos permite saber qué usamos, cómo aprovecharlo, reducir y reutilizar recursos/residuos y, sobre todo, tener clara la trazabilidad de los residuos.
De forma más amplia, todos los modelos productivos y de gestión deben tener como criterio la generación de un modelo de sociedad basado en la descarbonización. Es una demanda imprescindible por la situación climática, pero también es una oportunidad de mejora, de mayor productividad y calidad de los productos, recursos y servicios.