El ecoparque de Badajoz, el recinto de la carretera de Valverde en el que se gestiona la basura que se recoge en la ciudad, amplía por fin su capacidad tras varios años de espera. Desde la Junta de Extremadura explican que llevan meses trabajando en la ampliación y que en septiembre estará listo el nuevo espacio.
Desde el Consistorio entendían que también Diputación debía colaborar porque muchos pueblos del entorno de la ciudad se benefician igualmente del servicio que allí se presta. En el ecoparque se vierten lo que generan 250.000 habitantes de la provincia entre Badajoz, Zafra y Montijo. En el recinto trabajan en cadena para tratar de aprovechar al máximo lo que llega de los contenedores. Cada camión que entra se identifica y se pesa. Y al descargar, todo el material pasa por bandas mecánicas para clasificarlo. Lo que no vale, lo irrecuperable, se embala para no atraer a las aves y se lleva a un vaso que se sella según se va llenando. En estas 25 hectáreas del nuevo perímetro se han puestos nuevos vasos para verter y sellar lo irrecuperable. Según los datos de la Junta, el ecoparque de Badajoz gestiona más de cien mil toneladas de desperdicios al año que se generan en la demarcación de la capital.
La empresa pública Gestión y explotación de servicios públicos extremeños (Gespesa) es la que se encarga de los diferentes ecoparques de la región y de sacar a concurso el trabajo que se hace en cada uno de ellos. Divide la comunidad en siete zonas. Cada una cuenta con un ecoparque, así como varias instalaciones complementarias. En el caso de Badajoz, FCC es la empresa adjudicataria, la que se encarga de seleccionar y reciclar los desperdicios.
Gespesa se nutre de lo que cobra a los ayuntamientos por el tratamiento de los residuos, a las empresas que depositan allí sus residuos y de los ingresos por recuperar material. De ahí la importancia que tiene, al depositar la basura, dejar los restos en los contenedores adecuados para cada material. Los rendimientos dependen de la cooperación de los vecinos en el uso de los contenedores. En el caso de Badajoz, según la Junta, el rendimiento de las instalaciones no supera el 30%. Es decir, de cada tonelada que entra de residuos mezclada, solo se pueden recuperar 300 kilos de materiales para reciclar, el resto debe depositarse en un vertedero controlado.
Hay que tener en cuenta también que cada vez se genera más basura. Según las estadísticas de Gespesa, cuando se puso en marcha el servicio en 2005, cada extremeño generaba 445 kilos de basura al año. Ahora se estima que llegan a 447. La recogida selectiva en los hogares crece muy lentamente y al final hay que pasar más material fuera del circuito de reciclaje.
Por lo tanto, hay más elementos desechables que llenan antes los vertederos sellados. Para no depender tanto de los espacio de sellado, las administraciones promueven campañas de uso responsable desde el origen, en los hogares. Cuanto mejor se seleccione en casa, más eficiente serán después los trabajos centralizados.
La centralización de la basura ha sido también queja habitual de las agrupaciones ecologistas por el riesgo que conlleva para las fincas colindantes. Las instalaciones de la carretera de Valverde han ardido los dos últimos veranos por la combustión espontánea de los gases y algún cristal que hace el llamado efecto lupa generando las llamas. En julio de 2019 hubo que sofocar las llamas con arena (Fuente: Diario HOY de Badalojoz).